jueves, 17 de abril de 2014









Educar es el desarrollo integral del ser humano donde entran en juego: el entorno familiar, social, cultural, y por supuesto toda la vivencia durante la vida escolar y universitaria de la persona.   De hecho los primeros maestros en la vida del ser humano  son los padres. 
Para educar a los hijos es fundamental el conocimiento de ellos, es importante que los padres observen a cada hijo, ya que la sociedad ha evolucionado en forma positiva y en forma negativa siendo uno de los avances la tecnología que ha logrado penetrar en nuestros hogares y el manejo y acceso de la información ha rebasado todas las fronteras, creando así un mundo misterioso y maravilloso e incontrolable que si bien permite enriquecer nuestros conocimientos, de igual forma, el manejo inadecuado puede ser perjudicial especialmente a los niños y jóvenes que están  en un  proceso de crecimiento y desarrollo humano, espiritual e intelectual.
Educar es en suma: formar, dirigir, instruir, transmitir y enseñar para la vida.
Educar es llevar inserta en el alma el escudo de la verdad, el respeto,  la fe  la dignidad, la integridad, la justicia, el trabajo la honradez y la perseverancia  entre otros. 
El Ser humano lleva intrínsecamente su propia dignidad, otorgada por Dios. Los valores aprendidos en una familia son la mejor herencia que se regala en un acto de entrega  y dedicación a los hijos. 
 “Quien trabaja con valores se le simplifica  todo”, “La enseñanza debe ser impartida con amor”.  Sin embargo, cuántos desatinos se cometen en su nombre y cuántos crímenes ha sufrido la humanidad por un mal entendimiento de lo que en realidad es amor. 
El Amor:   “Es comprender sin dejar de criticar las equivocaciones.  Amor es con dulzura orientar a quien queremos.  Amor es darle sabor al deber, cumpliendo a cabalidad sin escatimar esfuerzo, sin regatear sacrificios, sin darse por vencido antes de comenzar.  Amor es un compendio de comprensión y el mayor medio para  crecer en la fe y la esperanza, es la fuerza que nos conduce hacia la perfección y la más sana alegría.  Amor también son los principios cristianos, es entender y perdonar, es querer sin condiciones que se interpongan a su más pura expresión”.

La Verdad: La verdad nos hace libres, nos da alas, nos quita peso de encima, nos hace valientes y fuertes aún en los momentos difíciles y siempre alcanzamos la victoria, cuando decimos la verdad.  Es el antídoto de la mentira, y la puerta de la liberación, es edificante y enriquecedor, SER UNO MISMO.  La verdad es el marco de la realización del ser porque somos  únicos e irrepetibles y sobre ese ser humano hay un potencial en desarrollo que llegará a su plenitud en el momento  que esté preparado, por eso debemos prepararnos siempre.  La preparación y la educación no tienen límite si así lo establecemos.
El Respeto: Este siempre es de doble camino, para merecerlo hay que darlo y es la base de toda relación, (padres, hijos, esposos, hermanos, compañeros de trabajo, profesores, alumnos, amigos etc.)  Antes del amor está el respeto, sin respeto no hay amor, no hay valor, no hay buena semilla y en este mundo que le toca a  la juventud parece que esta palabra quiere desaparecer del diccionario.   Donde no hay respeto ya no es posible el amor. Es necesario e importante conservar este valor como una norma  invariable en nuestra vida,  tal como las pilastras que sostienen un gran edificio.  El respeto son los grandes pilares del amor.
La Fe: Fe es imaginar que alcanzaremos con certeza y sin dudar lo que anhelamos.  Es colocar el pensamiento  primero en nuestra mente, y aferrarnos a él.  Es creer que las cosas se  darán sin dudar.   Entonces, toda nuestra alma, nuestra mente y nuestro cuerpo y la razón trabajarán en dirección a ese objetivo como el minero que sólo se pone el casco para iluminar el camino. Pensar que será una realidad, pero sin dudar.  Los exhorto a hacer la prueba y vivirán los resultados.
La Integridad: Ser íntegros, es pensar, decir y hacer lo mismo.   Es decir, pienso que soy bueno, digo que haré el bien y luego hago el bien.  Eso es ser íntegro, pensar decir y hacer lo mismo.  La integridad es una virtud, virtud que se ha perdido hoy en el  juega vivo,  lo hago fácil, en el mínimo esfuerzo, en el haré lo más cómodo.
La Perseverancia: No basta hacer una sola vez las cosas, hay que perseverar.  Perseverar es hacerlo siempre, sólo los que perseveran alcanzan, sus metas, sus éxitos y todo lo que se proponen hacer.  Más importante que tener mucha inteligencia es el propósito de seguir, sin él la inteligencia se puede dispersar en miles de cosas y no lograr ninguna.
La Justicia: En esta vida es difícil hablar de justicia; me limito en que debemos esforzarnos en no hacer a otro lo que no nos gustaría que nos hicieran.  Es un tema amplio y regido por leyes humanas y como tal, falible.  Considero como verdadera justicia La Divina. Solo Dios sabe impartirla con pureza, dignidad y sabiduría.
La Dignidad: La dignidad va ligada a todo ser humano, aún los animales son dignos del amor humano, y la naturaleza es digna del respeto que los humanos debemos profesarle.  ¿Por qué?, sencillamente porque todo viene de la mano de Dios y tan sólo con ese principio somos dignos hijos de un Rey, que nos amó primero y sin condiciones, porque su amor es un amor gratuito, no lo hemos merecido. Él nos ama porque nos ama y no por lo que hacemos.  Es el verdadero amor incondicional.  Y este amor es el  más cercanamente parecido, al que los padres profesan a sus hijos.
El Trabajo: El trabajo, no importa cuán humilde sea, dignifica al hombre.  El trabajo es un don y una realización humana si lo hacemos con gusto y con alegría.  Es de vital importancia prepararse y escoger lo que realmente nos agrada.  Debemos esforzarnos por realizarlo lo mejor que podamos.   El trabajo eleva la dignidad humana, y nos da los medios para vivir y para llevar lo necesario a los que amamos.
La Honradez: Ganar honradamente lo que tenemos es de un valor incalculable, en un mundo donde lo contrario es ya casi lo correcto, y el honrado es el tonto, donde reinan los anti-valores.  Si no nos acostáramos cansados de trabajar tal vez no se disfrutaría tanto la cama, si no conociera la necesidad,   no valoraríamos el esfuerzo de lograr algo.   La necesidad agudiza el ingenio, el trabajo es fuente de creatividad, desarrollo pleno y permanente.
La Disciplina: Es una virtud indispensable en la búsqueda de la realización profesional y personal.  Hasta los ángeles son disciplinados, y no es una suposición, en la Biblia se mencionan y en la forma en que ellos aparecen en las historias bíblicas, hablan de seres ordenados y disciplinados. 
La disciplina nos ayuda a:
•             Desarrollar método
•             Obedecer
•             Desarrollar metas en la vida y alcanzarlas
•             Realizar nuestros sueños
•             Saber dónde encontrar lo que buscamos
•             Ahorrar tiempo
•             Ayudar a otros

La Paciencia: Algunos nacen con poca o casi ninguna  paciencia, sin embargo podemos esforzarnos en desarrollarla.  La paciencia es el arte de saber esperar y es una virtud imprescindible en la enseñanza de valores.



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